martes, 26 de octubre de 2010

BOLETA DE RACIONAMIENTO

Boleta de Racionamiento



DEL ESCRITORIO DEL CONCEJAL LEANDRO PEREIRA.. PUBLICADO EL 30 DE OCTUBRE DE 2007
Todo es posible en la CubaZuela del siglo XXI. Los círculos bolivarianos, inspirados en los tristemente célebres CDR (comités de defensa de la revolución); los atropellos judiciales más atroces, calcados del vetusto régimen jurídico habanero; la ideologización de nuestros niños, exportada desde el mar de la felicidad. Pero lo que no esperábamos ver tan pronto, acaso porque ya nos estamos acostumbrando a la vejación, es el racionamiento triste y paupérrimo de los alimentos que podemos comprar. Así es, este último fin de semana en varios 'mercales' del país los venezolanos fueron marcados con tinta indeleble en sus manos y hasta en sus barrigas (caso zuliano), para llevar el control de quienes soportaron colas de más de cuatro horas para comprar un solo kilo de leche en polvo. Es decir, vivimos en carne propia y por primera vez otra de las revolucionarias medidas de Fidel Castro: la boleta de racionamiento.
        Posiblemente, el desabastecimiento de otros productos esenciales, nos lleve inevitablemente a experimentar varias veces tan amarga experiencia. Con diciembre encima y la escasez de alimentos básicos en todo el país, no es descabellado imaginar que la boleta de racionamiento servirá también para regular la compra mensual de un litro de aceite, algunos huevos, azúcar, granos, la tan anhelada leche y hasta un pernil por familia (si es que no nos toca compartirlo con el vecino). El afán del gobierno de CubaZuela -¿o de VeneCuba?- por quebrar la industria nacional y evitar a toda costa que los productores nacionales hagan su trabajo con dignidad y rentabilidad nos ha llevado al borde del abismo, a lo desconocido, al menos para nosotros los nostálgicos venezolanos.
        En compañía de su familia, recuerde usted, amigo hatillano, ¿cómo era ir al mercado hace ocho, diez años o más? En primer lugar había de todo. Leche de todas las marcas y tipos; azúcar rubia, morena o blanca; granos de primera, segunda o tercera calidad al igual que la carne. ¿Cómo es hoy en día? Ya ni siquiera se pone en práctica lo que los publicistas llamarían la 'fidelidad con la marca', ahora nos llevamos lo que hay, cuando hay y de cualquier marca o calidad o precio, con tal de resolver. ¿Esto es progreso? ¿A esto se llama revolución? Esto es obra de quienes, precisamente, tienen racionado el sentido común y el amor por Venezuela,  de quienes les escasea el respeto a la democracia y de aquellos que sólo acaparan las ganas de destruir nuestra capacidad de ser cada día mejores. No dejemos que se nos racionen nuestros más sagrados derechos. Nos corresponden, completos, no a medias.
DILE NO A LA REFORMA CONSTITUCIONAL
 
Concejal Leandro Pereira

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